lunes, 13 de junio de 2011

Resistencia a los Antibióticos

Desde el mismo momento en que los antibióticos se comenzaron a usar en el tratamiento de las enfermedades infecciosas, se observaron la aparición de resistencias en los gérmenes causantes de esos episodios. 

Las resistencias bacterianas a los antibióticos se pueden entender de dos modos. En primer lugar como la capacidad de una especie o una cepa para soportar concentraciones de antibiótico ante las que, en las mismas condiciones, otras no podrían sobrevivir. La segunda, es mas clínica, y se entiende cuando es resistente porque la concentración capaz de destruirla o de detener su crecimiento no puede alcanzarse en el foco de la infección, es decir cuando la concentración mínima inhibitoria del antibiótico es superior al nivel que este puede alcanzar en dicho foco.

La manera en que las bacterias se vuelven resistentes puede deberse  a un cambio en ellas o un cambio en el ambiente en que se desarrollan. Todo esto sin entrar en los mecanismos bioquímicos que tienen lugar.

Cualesquiera que sea ese mecanismo, las resistencias bacterianas constituyen un desafío para el desarrollo de nuevos antimicrobianos activos y el origen de muchos fracasos terapéuticos, de ahí que todos los esfuerzos tendentes a su reducción o, al menos, a su control, deben ser apoyados; estos desde un punto de vista teórico, se resume en las siguientes medidas:

  • No usar los antibióticos si no son imprescindibles
  • Usar los antibióticos mas inteligentemente.
  • Investigar nuevos antibióticos.

La importancia del tema es indiscutible y por ello la Organización Mundial de la Salud ha considerado este asunto como un reto de nuestro tiempo.

Los medios de comunicación se hacen eco de la relevancia del problema y lo abordan con mayor o menor acierto.




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