Un factor determinante de este efecto multiplicador es el trafico de vehículos a motor y especialmente debido al uso del gasoil. Fue muy interesante un estudio realizado en Alemania, tras la caída del muro de Berlin, que comparaba los casos de polinosis en dos ciudades. Una de las ciudades, Leizpig, presentaba problemas de contaminación debido al uso del carbón en su industria y para la calefacción, mientras que en Munich los problemas se derivaban del uso del petroleo y derivados. En comparación, la incidencia de casos de alergias al polen era mucho mayor en Munich. La diferencia entre las dos ciudades se fue reduciendo paulatinamente al ir sustituyéndose el carbón por derivados del petroleo que disparo el número de alérgicos en Leizpig.
En Japón se observó como era menor la incidencia de alergias por polen en los habitantes del campo que entre los habitantes de las ciudades y, ademas, había diferencia entre los que viviendo en el campo estaban cerca de autovías y los que estaban mas alejados de estas infraestructuras.
En conclusión, la interacción entre pólenes y contaminación ambiental está ampliamente documentada, habiéndose demostrado que los contaminantes provocan inflamación bronquial, aumentan la potencia alergénica de los pólenes y sirven de transporte a las partículas polínicas, formando los denominados “aerosoles alergénicos”. También se demostró que la liberación de sustancias proinflamatorias es mayor en el polen recolectado en zonas de alta densidad de tráfico, que el recolectado en zonas rurales.
Alergias y contaminación